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domingo, 11 de agosto de 2013

Los motes o apodos que poníamos en mi época

Foto: ayto-crivillen.es
 Una de las cosas más divertida de mi niñez era cuando lograbas encasquetarle un mote a alguien y que fuera aceptado por el resto. Aunque a decir verdad los apodos que poníamos no gozaban de mucha imaginación, más bien eran muy directos, pero gracias a ello la mayoría perduran en el tiempo. Vamos a repasar algunos de los más populares:

Uno de los más típicos era cuando alguien tenía un buen cabezón automáticamente pasaba a ser "el cabeza" o "el maceta".
Lo mismo ocurría cuando lo grande eran los apéndices auditivos, "el oreja" o dándole un vuelco "Pepe Soplillo" en homenaje al personaje del programa el kiosco, que era un mono con dos buenas orejas.
Seguimos con la cara, si lo que tenía un buen tamaño era la nariz podías ser "el Pinocho" o "Franco Napiato".Después teníamos los ojos achinaillos, rápidamente te convertías en "el chino".
Para terminar con el geto, si un colega era pecoso, automáticamente se convertía en "el cara queso".

Otro cásico en el mundo del mote ocurría cuando el alguien tenía el color de piel más oscuro que el resto, ahí no nos complicábamos la vida, "el negro" o bien "el conguito" que eran unos cacahuetes bañados en chocolate. También recuerdo a un chaval en el colegio, bastante oscuro, que jugaba de portero al que llamaban N´Kono, en honor al portero del Español de la época.

En mi época éramos todos tirando a retacos y cuando un compañero era más alto de lo normal se denominaba "el pata chicle".

 En verano llegaban a nuestra ciudad chavales de distintas ciudades de la península, "El malagueño", "el madrileño", "El Sevilla"..... Y se ve que esto se mantiene hoy en día ya que a mí en mi equipo de fútbol me llaman "Melilla".

Otra forma para poner motes era hacer "ingeniosos" juegos de palabras con el apellido, a bote pronto recuerdo a Escarabajal, "el escarabajo", Ferrón, "Turrón" o Perdomo, "Palomo".

Después recuerdo un par de apodos muy populares en mi tierra y que tenían varias acepciones, estos eran "El cebolla" o "el milhoja". Ambos valían para denominar a gente que era muy taruga, aunque el segundo podía también valer para fieles comedores del riquísimo pastel relleno de crema. Pero también podía valer por ser testarudos o simplemente porque sí.

Volviendo a la apariencia física quien no ha conocido a un Pitufo o a un albóndiga, en ambos casos para referirse a personas de baja estatura, aunque en el segundo a la poca altura se le sumaba el sobrepeso.
Al que llevaba gafas se le llamaba cuatro ojos y al amigo tacaño se le denominaba "el rata". Otro animal muy de mote era "el pájaro" usado para los que iban de listillos.

Seguro que me estoy dejando alguno en el tintero, así que os invito a completar la colección en el apartado de comentarios, un saludo a todos


Jesús M. Moreno

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